Estamos frente a un escenario de constantes cambios, como nunca en general, pero en particular para el sector agroalimentario. Al reto de alimentar a una población creciente de forma sostenible, se une la preocupación por la seguridad y calidad de los alimentos, sin olvidar las exigencias de un entorno hipercompetitivo que exige un esfuerzo constante en innovación de ingredientes y productos. El desarrollo tecnológico es clave para afrontar con éxito estos desafíos de futuro.
Las tendencias de consumo actuales marcadas por la búsqueda de alimentos saludables y naturales junto con la predilección por productos más ecológicos y seguros han despertado el interés industrial por nuevas tecnologías capaces de aportar soluciones en esta dirección.
Entre ellas destacan las tecnologías extractivas basadas en el CO2 supercrítico y su potencial para la industria alimentaria, cosmética y farmacéutica. La extracción con CO2 supercrítico permite obtener ingredientes (colorantes naturales, aromas, esencias) y principios activos (vitaminas, antioxidantes, aceites esenciales, etc.) a partir de fuentes naturales, con índices de pureza altísimos y mediante procesos limpios.
Los modelos celulares ofrecen un gran potencial tecnológico para la validación de la funcionalidad de dichos productos.
(fuente: ainia.es)